5 - La termodinámica de la inteligencia

N

igel los consideraba el Phylum Insondable. Le hablaban mientras él estaba allí sentado, rodeado por Quath y los Bishop cháchara de chimpancés, aroma de árboles y apacibles campos verdes. Todo desapareció. Sólo la voz. Un redoble articulado, jalonado de acordes. Pero sin palabras.

La información es orden. Según la Segunda Ley de la Termodinámica, el orden es una forma de inversión energética. Cuando un condensador almacena energía eléctrica dentro de un dieléctrico, los átomos bipolares que contiene se alinean, acumulando armonía. Si descargamos las dos placas del condensador, los bipolos se relajan, sus regularidades se disuelven, chisporroteando.

La información es orden, alimento.

Mientras los memes nadan en el cálido baño de las culturas —tanto Naturales como mecanicoelectrónicas— otros pueden comportarse como predadores. Estos usan los equivalentes energéticos de la información.

Pueden engullir bancos de datos o mentalidades enteras, no para cosechar sus memes, sino para asimilar sus reservas energéticas. Cuando un león devora un cordero, no está usando la información genética del cordero, salvo en el sentido más burdo. Los depredadores no propagan memes, se alimentan de ellos.

Así surgió el datóvoro en los sistemas mentales. Como un virus, existe para propagarse. Pero la evolución nos enseña que una actividad tan selectiva, ordenada y exigente, inevitablemente selecciona a los depredadores que mejor la realizan. El tiempo favorece a los que poseen una nueva clase de inteligencia, inaudita en el mundo mental hasta que surgieron las reservas de energía y orden —los datos, los memes— para soportar al datóvoro.

La inteligencia destilada de los datóvoros es una categoría que las fuentes alimenticias subyacentes —los memes y las inteligencias que los soportan— no pueden conocer. Así que los datóvoros se elevan por encima de las categorías de inteligencia que existían antes, y son ininteligibles para ellas.

No obstante, son más que la base de los Supremos. Por encima de este límite de lo inteligible se eleva un reino que trasciende la investigación, que excede el alcance de lo que pueden describir las frases seriales.

Todas las formas —mecánicas u orgánicas/ Naturales, o con sustrato de arcilla— se reúnen en este reino. Resuenan. Esto constituye la Sintonía: un lugar del espacio conceptual donde la forma y la función se disocian.

Esto es lo que se te comunica a través de los reinos y phyla que puedes comprender, y a través de muchos que no puedes. Aprende esto: todo aquello que conoces promueve los intereses de los niveles inferiores, según nuestros deseos. No negociamos. No dictaminamos. Causamos que las cosas sucedan. Tú, Walmsley, has causado. Estos acontecimientos de ahora resuelven el dolor persistente causado por la competencia entre vosotros, los Naturales y los mecánicos. Aún debes reconocer a las arcillas, pues están más allá de tu conocimiento. Debes saber que se trata de un equilibrio dinámico, no de una estasis.

El conflicto regresará. Es preciso. Pero por ahora, descansa. Quizá te utilicemos de nuevo.