EL CAMINO DEL RÍO DE PLATA
Liberados de un desmedido amor por la vida,
así como de esperanzas y temores,
a los desconocidos dioses
que nada viva para siempre,
que los muertos no se levanten,
que aun el río más fatigado
desemboque alguna vez en la mar.
Swinburne, «El jardín de Proserpina».