5 - Tres mil millones de años

—I

mpresionante —dijo Nigel con cautela.

Su familia murmuraba sorprendida ante la intensidad de la visión que recibían por el sistema sensorial.

—Nunca había visto cómo lo hacían —dijo Nikka—. Pero esto es del pasado, de hace muchos miles de años…

—Está fechada —dijo la mujer—. Esta imagen data de hace tres mil millones de años.

—Pero yo lo conozco

—Por supuesto. —La mujer curvó los labios con regio desdén—. Tres mil millones de años en el pasado de esa mujer muerta. Lo cual nos da la primera pista sobre el origen de estos cuerpos. Vienen de un futuro realmente remoto. Me sorprende que todavía existan humanos en ese futuro.

—Caramba, miles de millones… —murmuró Ito—. ¿Qué puede importar después de tanto tiempo?

—Los mecs piensan que hay algo que importa —declaró Nikka.

—Sin duda —convino la oficial de Interfaz—. Enviaron al Mec Gris para cerrar los otros vors.

Los Walmsley parpadearon y se miraron en silencio. El Mec Gris era la única forma que ni siquiera los Antiguos podían dominar. Tenía poderes extraordinarios y podía penetrar en el esti, aparentemente a voluntad.

Las civilizaciones mecánicas que dominaban el espacio que circundaba el esti —restringidas por las tensiones que generaba el agujero negro del Centro Galáctico— no se aventuraban allí a menudo. Pero el Mec Gris podía hacerlo. Y lo hacía, siempre de manera imprevisible.

—¿Por qué los mecánicos se interesan tanto en nuestro origen… —murmuró la oficial de Interfaz—, a no ser para impedirlo?