L
os Antiguos… No es un nombre muy imaginativo, pero a fin de cuentas Jehová tampoco es demasiado atractivo.
Los Antiguos estaban aquí cuando llegaron las civilizaciones mecs. Los mecánicos surgieron cuando las sociedades orgánicas progresaban, se suicidaban de algún modo —guerras, degeneración, cosas inimaginables— o se replegaban por pura falta de interés en las tensiones de la vida tecnológica. Entonces quedaban las máquinas, que formaban sociedades aparte.
Pero los Antiguos no tenían base mec. No derivaban del hierro y del silicio, no.
Tampoco eran como nosotros: torpes conexiones químicas, precarios paquetes de agua salada e impurezas secas sostenidas por varillas de calcio dentro de una piel frágil, y movidos por lentos circuitos eléctricos. No eran criaturas a las que fuese preciso adaptar retrospectivamente a una torpe artesanía de tiempos primitivos. Nada improvisado. Nada unido por azar.
Los Antiguos eran esas largas estrías. Cada estría podía hablar con una sola voz, por así decirlo. Es difícil describir lo que se siente cuando una de ellas te invade. No es como una conversación. Yo diría que es como ser sodomizado por Dios.
¿Los viste cuando venías? Bien. Un rayo perlado, por lo que recuerdo. Pudiste ver cómo giraban lentamente, con apariencia frágil.
Trazaban arcos y rizos en torno de la nave. En aquel momento había muchas señales mecs en las pantallas. Los Antiguos las desviaban, supongo que usando sus presiones magnéticas.
A nosotros nos arrastraban. Prestaban muy poca atención a nuestros límites. A veces nos daban varias gravedades de aceleración. Una vez yo había sido un «astronauta», una palabra de aquella época en que hacer esto no era tan común como caminar, y sabía hinchar los pulmones, sorber el aire en jadeos rápidos, exhalarlo desde arriba. Otros no se las apañaban tan bien. Nikka se las arregló, a pesar de su debilidad.
Los Antiguos habían causado la explosión. Esa onda de choque era simplemente la limpieza que venía después de su trabajo, como un ordenanza pasando la escoba para que el Centro Galáctico quedara limpio para todos. Los Antiguos habían provocado un inmenso estallido de energía, fusionando dos agujeros negros. Creando esto… la Guarida.
Los mecs sacaban provecho de ello. Siempre hay alguien que lo aprovecha. Absorbían los rápidos protones, cosechaban el flujo de fotones. Han instalado un sistema para recolectar los flujos de energía, con corrientes incluidas. Se podría decir que son granjeros del Centro Galáctico, pero se está jugando una partida más grande.
La Guarida. Los mecs intentaron destruirla. Y casi lo consiguieron, creo. No es fácil de mantener, y mucho menos de construir.
Esa explosión dio forma a la Guarida, la hizo más grande. Espacio-tiempo plegado, lugar creado donde no había lugar. Los Antiguos lo habían construido en el pasado remoto, al parecer para guardar cosas, criaturas o Dios sabrá qué. Y seguían ampliándola, tal vez ahondando su complejidad.
Nuestra nave fue arrastrada, arrojada contra el disco de acreción y luego más allá. Bajamos por el eje. Hacia el polo del agujero negro.
Vosotros seguisteis una senda similar, ¿verdad? Bien. Yo os la envié.
¿Qué? Desde luego, toda esa historia de que Abraham enviaba mensajes, bien, tenía que decir algo para llamar vuestra atención.
¿Un engaño? Desde luego. ¿Una inmoralidad? No seas ridículo.
Tuve que afirmar que era tu abuelo, en efecto. A fin de cuentas, le había conocido. Y hablar por la Mente Magnética era el único recurso que os quedaba. Los mecs habrían interceptado todo lo demás.
¿Dónde estaba? Ah…
Todo el tiempo bajo el ataque de los mecs. Nos infligieron bastantes daños, además. Mataron a algunos. ¿Alguna vez has visto acero ampollado?
Los mecs penetraron. Ni siquiera las presiones magnéticas podían detenerlo todo. Rayos de neutrones, por lo pronto. Nada podía detenerlos.
Los Antiguos eran poderosos, desde luego, pero no como Dios el Sodomizador. Lamento que mi sentido del humor te parezca un poco desquiciado. He vivido en esta montaña sin compañía, salvo la más elevada. Cansa un poco. Anhelo lo animal, supongo, las raíces de la vida.
¿La Guarida? La llamamos así porque nos ocultamos en ella. Nosotros, y un sinfín de otras especies orgánicas.
Los Antiguos nos metieron aquí, con nuestra nave. En el gradiente gravitatorio más empinado de la galaxia, en una bóveda a prueba de tiempo. Relatividad General, con mayúsculas.
Lo que nunca me enseñaron en Cambridge, ni siquiera el tal Hawking, era que el espacio-tiempo podía usarse como material de construcción. Aprendí, sí, que la masa equivale a la curvatura del espacio-tiempo. Construimos cosas con la materia. ¿Por qué no construirlas con espacio-tiempo curvo?
Es sencillo, pero los tensores fatiga-energía implícitos… te aseguro que no querrás ver las fórmulas matemáticas. Desagradables. Escalofriantes.
Verás, lo más importante para comprender el universo es saber que Dios no tiene que hacer aproximaciones. No hace lo que yo aprendí obedientemente en Cambridge: expandir un pequeño parámetro, iterar soluciones, resolver ecuaciones diferenciales por ensayo y error. Dios va directo al grano.
Los Antiguos no son dioses —más aún, son decididamente irritantes— pero pueden resolver por completo la relatividad general. Sin atajos. En el «límite del campo fuerte», como lo llaman.
¿Cómo? No lo sé. Yo no estaba allí para presenciarlo. Los Antiguos unieron dos agujeros negros —el gigante del Centro Verdadero y uno menor que habían capturado de algún modo— y desencadenaron una tormenta infernal de energía.
Cuando se despejó la polvareda, ahí estaba la Guarida. Girando exasperadamente en torno del agujero negro restante, que tiene una masa total de varios millones de soles. La Guarida Laberinto. Esti retorcido. Una refracción permanente.
Y nos introdujeron en él. Los Bishop entraron bordeando la ergosfera, ¿verdad? Al parecer, ahora es el único modo de entrar, y sólo cuando penetra una gran cantidad de masa haciendo ondear la piel del agujero negro en el ecuador. Entonces alguien puede ingresar.
Lamentablemente, los mecs también se enteraron. Los Antiguos no pudieron impedirlo. Hemos hecho todo lo posible contra ellos, pero aun con la ayuda de los terrícolas (otro tema, ya llegaré a ellos), ha sido una batalla perdida. Los mecs hacen las cosas bien.
De hecho, los Antiguos se han resignado a colaborar con nosotros los biológicos, también conocidos como Naturales, porque los mecs hacen las cosas demasiado bien. Pueden exterminar a todos los Naturales. Los Antiguos quieren impedirlo, por sus propias razones.
¿Cuáles? Tengo mis teorías, pero nadie lo sabe con certeza.
Parte de la confusión, para una vulgar mente del siglo XX como la mía, proviene del grado de complejidad. De los mecs superiores, los Antiguos y cosas similares ya ni hablemos… están fuera de mi alcance. Y sospecho que del tuyo también.
Verás, incluso los datos físicos son difíciles de asimilar. La Guarida… ¿qué? Está bien, puedes llamarla Cuña si prefieres, debe de tener un millar de nombres. Algunos muy obscenos. Tendrías que oír la traducción rusa de «agujero negro». La Guarida es como un nido de avispa posado en un peñasco. Las mareas del Comilón la distorsionan, estiran el espacio y el tiempo.
Es distinto en las partes inferiores. Aquí el tiempo transcurre más despacio… puro efecto einsteiniano. Así que mientras me como el almuerzo aquí, allá transcurren los siglos. Te da una cierta perspectiva. Desde luego, mis almuerzos son largos.
Y también te sientes un poco solo.