A veces, en plan cruel, exagero y amplío estas conversaciones con Clara para putear a Manu. Como hoy, que me está chinchando él, y Diego sigue sin llegar, y aún no hemos acabado el CV, y Miguel ha llamado que está cansado de dar vueltas y darnos tiempo, que se apunta a la fiesta que hemos montado en su casa.
—Mica, no me asustes, que Candela tiene siete años, no me digas que le quedan cinco para andar desnudándose delante de niñatos de mierda…
—Manu, lo siento: tenías que haber enviado los espermatozoides del cromosoma X al óvulo de Marta, en vez de relajarte, que te quedan dos cuartos de hora para vivir el resto de tu vida sabiendo que tus niñas se retuercen de placer y de dolor con hombres que a veces las querrán y a veces no.
—¡Joder, Mi-ca!