Mi nueva vida

¡Correo, correo! ¡Una carta para Sifelizellaserádecírnosloquerrá! ¡Y qué carta, nada menos que del Gran Consejo!

—¡¿Del Gran Consejo?! ¡Tiemblacorazón! ¿Dónde está esa hadita? ¡Tenemos que encontrarla enseguida!

—¿Una carta para Sifelizellaserádecírmeloquerrá? ¿Quién le escribe?

—¡El Gran Consejo!

—¡Pasmosamaravilla! Déjame ver… ¿Puedo abrirla?

—¡No, no, no! ¡Tiene que abrirla ella en persona! Pero ¿dónde está?

—La he visto hace poco, voy a buscarla con vosotras…

—¿Por qué buscáis a Sifelizellaserádecírmeloquerrá?

—¡Le ha escrito el Gran Consejo!

—¿Una llamada?

—¡¿Qué otra cosa puede ser?!

—¡Oh emociónemocionosa! ¿Y ella lo sabe?

—No, no conseguimos encontrarla.

—SIFELIZTÚSERÁSDECÍRNOSLOQUERRÁAAS, ¿DÓNDE ESTÁAAAS?

—¡Está en la Laguna de las Piedras Calientes! ¿Cómo es que todas la buscáis? ¿Qué ocurre?

—¡El Gran Consejo la ha mandado llamar!

—¿El Gran Consejo ha respondido? Sifelizellaserádecírmeloquerrá va a dar saltos de alegría, espera esta carta desde hace mucho tiempo.

—SIFELIZTÚSERÁAAAS

—¡Estoy aquí!

—¡Ha llegado esta carta para ti! ¡Venga, ábrela!

—¿Para mí?

—¡Sí, sí, ábrela!

—¡Es del Gran Consejo!

—¡Como lo oyes! Lee, lee…

—No, no me atrevo, leedla vosotras.

—Nosotras no podemos, tienes que leerla tú.

—¿Y si me dicen que soy demasiado joven o… inadecuada?

—¿TÚ? Figúrate, si eres la mejor hada niñera que conocemos.

—Ay, suspirosuspiroso, me tiemblan las manos… Y además, está escrita en una letra tan menuda… no, no puedo…

—Serenaserenilladelasendadelsuspiro, ¡léela tú!

—¡Está prohibido, ya lo sabéis! Si pudiera, la leería ahora mismo, pero esta carta se esfumaría al instante de mis manos. ¡Sólo ella la puede leer!

—Ánimo entonces, Sifeliztúserásdecírnosloquerrás, lee.

—Yo… Está bien, pero quedaos aquí conmigo.

—¡Como si pensáramos irnos!

FOsep

A la amable hadita ¡Urgente!

Sifelizellaserádecírnosloquerrá.

Reino del Rocío de Plata.

Estimada Hadita:

El Gran Consejo de los Sabios, después de una atenta y docta indagación, se complace en anunciarle que ha acogido favorablemente su solicitud de convertirse en hada tata y la asciende a tal categoría con la más alta calificación.

Su ejercicio es excelente, y le alegrará saber que el Gran Consejo ha concedido un «sobresaliente» a cada una de sus 2754 respuestas. Sólo una ha tenido un «bien», pero estamos convencidos de que la ingenuidad expresada en tal respuesta se debe a su corta edad y a su inexperiencia.

Se trata de la respuesta a la pregunta 1277: «enumerar los signos reveladores de magia en los niños menores de diez años».

Usted, Sifelizustedserádecírnosloquerrá, ha enumerado algunos, todos correctos, pero la lista no está completa. En efecto, le ha faltado mencionar, entre otros, «volar» y «estornudar con los ojos abiertos».

Ambas cuestiones son muy importantes, pero, como decíamos, hemos obviado esta falta pues, en el momento de su solicitud, usted sólo tenía 965 años. Estamos seguros de que hoy respondería de otra manera.

Somos conscientes de que esta carta le llegará con varios meses de retraso, pero pensamos que no importará si hemos ganado tiempo y nos perdonará cuando haya leído el motivo. Como sabe, el Gran Consejo tiene por costumbre recomendar a los Sabios de los reinos locales a aquellas hadas que demuestran poseer facultades excepcionales para el desempeño de las labores más complejas y delicadas.

Y así hemos hecho con usted, considerando que puede ser una excelente niñera. De hecho, no tardó en llegarnos una petición. El nombre de quien ha solicitado su presencia es tan prestigioso que hemos decidido llevar a cabo los trámites necesarios para ofrecerle el puesto, enviándole todo en una única carta, pues estamos seguros de que usted aceptará, Sifelizustedserádecírnosloquerrá. Esperamos que las buenas noticias la recompensen por la larga espera.

Adjuntamos los documentos que ha de cumplimentar y la carta de la Bruja que ha solicitado sus servicios. Otra grata sorpresa, ¡ya verá!

Es importante que esté lista para partir cuando amarilleen las primeras hojas, para poder llegar a Fairy Oak en la primera semana de octubre. Le enviamos un mapa y la dirección en la que deberá presentarse:

Familia Periwinkle
Calle de los Ogros Bajos
Fairy Oak, Valle de Verdellano.

FOsep

—¡Periwinkle! Uyuy, que me desmayo…

—¿Quieres creer que la ha mandado llamar nada menos que…?

—Sí, sí, ¡precisamente Ella!

—No, no es posible, será un error.

—Nada de error, hada afortunada, ¡mira aquí! ¡Es su firma!

—¿Afortunada? ¡Con todo lo que ha trabajado! ¡La suerte no tiene nada que ver!

—Está bien, lo decía por decir… pero ¡no todo el mundo tiene la suerte de ir a trabajar para Ella!

—¡Va porque Ella la ha llamado! Y si la ha llamado, ¡es que nuestra Sifeliztúserásdecírnosloquerrás vale mucho!

—Chicas, me parece que se ha desmayado.

—Apartaos, no estéis encima. Un jacinto, deprisa… Venga, pequeña, huele esto y recupérate.

—¿Qué… qué ha pasado? He soñado que…

—No, no lo has soñado, Sifeliztúserásdecírnosloquerrás, ¡Lala Tomelilla te ha mandado llamar de verdad!

—Oh, no te desmayes otra vez, ¡vamos! Aquí tienes su carta… léela cuando estés sola y te hayas recobrado un poco.

… Bueno, ahora ya sabéis cómo empezó todo.

Embriagada por todas estas novedades, me deslicé en la corola de un tulipán y, con la carta apretada al corazón, aguardé la noche. Esperaba que mis compañeras fueran a acostarse pronto, deseaba silencio y soledad. Me había gustado estar con ellas mientras leía la carta del Gran Consejo. Entre nosotras no había secretos, siempre compartíamos todo; pero esta vez todo era distinto.

Había recibido una carta de quien siempre había alentado cada una de mis aspiraciones. La bruja más sabia y honorable de todos los tiempos había tomado papel y pluma, y había escrito a Sifelizyoserédecírosloquerré. Lala Tomelilla, ¡nada menos que ella! Todo el mundo la conocía.

Su nombre corría de boca en boca cada vez que la famosa Bruja de la Luz descubría algo nuevo en el complicadísimo campo de las disciplinas mágicas. Y había hecho muchos descubrimientos, algunos de los cuales habían permitido a la sociedad de los Mágicos hacer progresos gigantescos en un solo instante. Ella sabía todo de todo y a mí me gustaba por su sentido común, su sobriedad y la sabiduría que transmitía en todo lo que hacía.

Con los ojos cerrados, imaginé su caligrafía: elegante, rápida, segura, de quien no pierde el tiempo en rodeos ni parloteo, sino que quiere conocer y saber. Y comunicar de modo conciso y eficaz lo que es importante comunicar.

Un genio. ¡Mi mito!

Había leído muchos de sus hermosos libros: sobre el uso de las artes mágicas, la educación de las jóvenes brujas, la vanidad, el vuelo, el cultivo de las hierbas aromáticas en invernadero, el diálogo entre animales y Mágicos, y por último —pero no en importancia— la relación entre Mágicos y Criaturas Mágicas. En ellos había aprendido que las brujas y los magos son seres humanos que poseen poderes mágicos, mientras que nosotras, las hadas… somos mágicas. Una tenue y sutil diferencia que, sin embargo, separa para siempre nuestro mundo del suyo.

«… Vamos, noche, ven; silencio, llega de una vez», pensé en esas horas de espera. «Quiero leer cada letra para conocer sus gestos, cada palabra para saborear su sonido y diez veces cada una de las frases con que me habla a mí. ¡A mí!».

Por fin se hizo el silencio en el Reino de las Hadas. Temblando de la emoción y feliz como nunca, levanté la carta y, con la claridad de mi luz, leí las palabras que cambiaron mi vida…

FOsep

Querida Hadita de nombre impronunciable, pero que con un poco de práctica aprenderé a decir:

Mi nombre es Lala Tomelilla y soy una Bruja de la Luz.

Tu nombre me lo ha dado el Gran Consejo, al que envío esta carta para que te la haga llegar lo antes posible (como sabrás, a ningún ser humano le está permitido escribir a una Criatura Mágica).

He leído en tu magnífico expediente que además de ser muy aplicada pese a tu juventud, estás dispuesta a trasladarte a otros reinos más lejanos. Quizá hayas oído hablar del valle de Verdellano y del pueblo del Roble Encantado; yo vivo allí.

Así pues, muy lejos del Reino del Rocío de Plata. De todas formas, puedo asegurarte que el lugar es bonito y agradable para las hadas. De hecho, muchas de ellas viven aquí con nosotros y cuidan con dulzura a nuestros niños.

Dentro de algunos meses, mi hermana Dalia dará a luz dos gemelos que, en vista de tus facultades, quisiera confiarte para que seas su tata. Naturalmente, vivirás con nosotros y recibirás una remuneración apropiada a tu labor, que, te lo digo desde ya, será a tiempo completo siete días de cada siete.

Te adjunto algunas fotos de nuestra familia y de la casa, para que el encuentro te resulte de alguna manera familiar y puedas empezar a acostumbrarte a tu nueva vida. Confío, a decir verdad, en que aceptes el encargo.

A propósito de esto, te ruego que me contestes enseguida. El tiempo apremia y para mí es muy importante que mis sobrinos tengan un hada niñera que los vea nacer.

Si aceptas, tu trabajo con nuestra familia durará quince años, después de los cuales serás libre de nuevo para ocuparte de otros niños.

Felicitándote por tus excelentes notas y con la esperanza de tener pronto noticias tuyas, te saludo cordialmente,

Bruja Lala Tomelilla.

FOsep

Mi nueva vida…

¡Mi nueva vida! ¡Mi-nueva-vida! ¡Mi nueva vidaaaaa! ¡Minuevavida-minuevavida-minuevavida-minuevavidaaaaaa!

—¡¡MI NUEVA VIDA!! —grité entusiasmada. Mi nueva vida comenzó en ese momento.

El 31 de octubre de ese año, la señora Dalia Periwinkle, asistida por su hermana Lala Tomelilla, dio a luz a Pervinca y Vainilla.

La que os cuento es su increíble historia. Lo que no viví en primera persona me lo contaron, y ahora la historia entera está aquí; bueno, casi entera.

Leed, leed…