Agradecimientos
Estoy enormemente agradecida a:
Mi editora y siniestra gemela, Jeanne Cávelos, por su santa paciencia, sus constantes ánimos, y su inquebrantable fe en que este manuscrito, que llega con demora, algún día aparecería sobre su escritorio.
Mi agente, Russell Calen, por su ejemplar profesionalidad y por sugerirme que probara con la fantasía histórica.
Mi prima, Laeta Kalogridis, cuya esmerada edición del manuscrito ha mejorado poderosamente a este libro.
Mi querida amiga, Kathleen O’Malley, cuyos comentarios influyeron profundamente en el modo en que se ha contado la historia.
Toby e Ilona Scott, que me ofrecieron sus conocimientos en lo que atañe a Rumania.
Especialmente a los dos hombres cuyo constante amor hace que todo el esfuerzo merezca la pena: mi padre, Irwin, y mi amado esposo, George.