Madame Rollin tenía tres monos, a los cuales quería mucho y pasábase el día observando, pues mucho le divertían sus trucos y jugueteos.
—Qué curioso —se decía— es observarlos, pues mientras uno acaricia al otro, el tercero a sí mismo se reconforta.
En realidad, la expresión que usó fue se basta a sí mismo.
Pues Madame Rollin era muy fina y algo cursi, y con tantas palabras sólo quería decir una paja.