Una ramita,

cuatro insignificantes florecillas,

qué manera de devolvernos

en la levedad de un olor,

en la insignificancia de algo

entre lugares, instantes,

una mano que te lleva,

un corredor reluciente.

Miro al árbol de la nieve,

el patio aquel, el patio, aquella sombra,

la mano aquella todavía.