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Esta mañana amanecí con un poema

en la cabeza. O dónde estaba que a poco

de levantarme estaba en el papel.

Y me dio alegría encontrármelo

así, como quien no quiere la cosa,

la misma alegría que a veces

me ha pasado, que es andar la tierra

en las Chozas (de eso hace tiempo)

y encontrarme una piedra rara y

darle un puntapié y resultar que era

un hacha prehistórica, del paleolítico creo

(sucedía con frecuencia en aquella tierra).

No es que el poema tuviera el valor

de un hacha prehistórica, pero encontrarse

un poema una mañana cualquiera,

que estaba allí, en la tierra, en el alma,

y que al darle un punta con qué pie

saliera… Estaba esperando

lo mismo que un hacha prehistórica:

el puntapié.