XV

No dejes que me pierda, Señor, que soy

este que todo lo va perdiendo, pero esto

que tú tan bien conoces, la tua volontate

é riostra pace[144], no me dejes perderla porque muero.

Algo que antes con llamar hallaba.

Con tocar la campanilla y pronunciar

la palabra que era bastante para entrar.

Estaba allí siempre y a la espera.

Hoy es otra de las cosas que no encuentro.

Se quedó para siempre en la casa

cuya llave perdí. O era sólo palabra

y la llave está dentro?

Y sin ella no vivo, más bien muero.

O era la tua volontate palabra sólo?