4

De pronto, una bandada por la noche

de aves que habitaron estas ramas

ha retornado rauda, y he vivido

memorias de otro tiempo, en estas nubes.

Una tarde de agosto en que batía,

ya anochecido, el mar de las rocas, fuimos

por las murallas.

Anduvimos después campos y pueblos,

ricos con lo encontrado de nosotros,

montes de helecho y brezo y hermosura,

lagos donde los cielos se asomaban,

temblando como amor.