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TRANQUILO DESCANSARÍA

Tranquilo descansaría, si fuera esto

bastante. Si la cancela al abrirse

nos entregara el mundo de la fuente

como al ansia nosotros por las tardes

aquellas que se abrían sobre nosotros

inmensamente, y en melancolía

nos sumergían, o igual que a la azucena

la tiene mayo en sus mañanas,

o el fuego del rastrojo se da al viento.

La vega, ahora entregada a los calores

de julio, se silencia. Girasoles

se tornan lentamente obedecidos

a un calor que les urge. Todo pasa[121]

serenamente. Descansa el campo

año tras año, los mismos y distintos;

al misterioso rodar nos llama

la naturaleza. Los mismos y distintos

adelfares, llenando de colores

los lechos agostados. Todo llama

y espera. A esto nos han hecho.

Y la llamada persiste. Se nos pierde

tras la esquina la sombra. La figura,

la misma, el mismo acezar. ¿No es ella?

Ella en todo lo nuestro estuvo presente.

Compañía resumida en el brillar

de los ojos pequeños, compasivos;

en el huir ligera a las colinas,

los helechos rojizos y la entrega

a la hermosura. Los brezales

ocultaban la entrega y la hermosura.

Alguien nos toca en el hombro. Alguien

dentro murmura, alguien presente

nos dice algo al oído. Ya nadie espera.

El relente y las estrellas

invitan a dejar sola la noche.