A JORGE, ESTOS VERSOS AHORA SÍ QUE DE RETORNO, A LOS TANTOS AÑOS DE AQUELLOS[106]

Desde entonces cadena ininterrumpida

hasta este último eslabón muriendo.

Polvo sobre polvo. Vida sobre vida.

Tal rasgo, tal lugar, tal manera

misma de ver las cosas. Por los siglos

pisando estos lugares, de siempre

a los suyos encadenados; el trajinar labriego,

el guerrear, los hijos, las llamadas;

rodando a lo sabio cada año,

los rincones sabidos, los deseos surgiendo,

los pasos a lo mismo, los temblores

avisando el colmo y la sazón de la esperanza.

Año tras año uncidos.

Habrá que preparar

el otoño, el grano para la siembra,

la tierra para el grano, el apero

para la siembra, las bestias del apero.

Unas nubecillas sobre las crestas

y un silencio en los árboles advierten

la hora. Habrá que prepararlo

todo. Así año tras año, generación

tras generación. Habrá que reparar

los muros, tantos temporales como llevan

sufridos y las grietas comienzan.

Habrá que ir preparando la casa

para los hijos.

Fija, la lamparilla

señala en su temblor constante, en su romper

tímido la oscuridad, el seguro

continuar, el hilo que año tras año,

gente a gente, los va atando, urdiendo

su labor en cañamazos de tiempo.

Ahora que lo dices creo

que llevas razón. Las cosas no son tal y como

aparecen. Hay muchos recovecos

inadvertidos. Estos pobres juicios

van a ciegas, tentando como un ciego

sin báculo la oscuridad. Por dentro

hay como una iluminación. Si remueves,

tras las cenizas quedan ascuas vivas.