VERANO DE 1928. ANTONIO MACHADO

Está desde aquel día,

desde el estío aquel sonando hondo

su verso; igual de claro que aquel día,

igual de ancho que un estío,

sirviendo de temblor con su palabra

a tanto temblor nuestro sin palabra.

Y las pocas palabras verdaderas

siguen siendo temblor, parte por siempre

de lo creado y único camino

de salvarnos un poco cada día,

darle nombre a los mundos que en nosotros

claman por su palabra verdadera.