Con la canción, el agua, la ribera,
el tiempo del cantar, la voz no tiene
aire que la sostenga, y se entretiene
todavía diciéndote que fuera
de ti nada es ya nada. Ni siquiera
vale este verso que a la voz se viene,
ni esta luz que en la tarde se mantiene,
como ala de la tarde, y la aligera.
El tiempo del cantar. La voz perdida.
El recuerdo colgando. La amargura
como un filo encendido del poniente.
Así, presa del tiempo, va la vida,
mientras resuena dentro la hermosura,
y el corazón está con lo que siente.