Te he querido cantar. Yo te he querido
dejar (mas no podía) este arroyuelo
del verso (¡fuera claro!) por tu suelo,
y darte algún frescor, ¡oh tú, crecido
de siempre por mi sangre, no en olvido
nunca, mas en amor y en el desvelo
siempre de tu querer, olivo, vuelo
de ramón bronco en el secano ardido!
¡Oh señor de este campo que te quiere
y por ti se desnuda y se despoja
de lujuriosa hierba y flor bravía!
¡Oh sangre de mi sangre que se muere
Por tu raíz y tronco, flor y hoja!
¡Oh campo de olivar, oh Andalucía!