Y volverán los niños. Los oiremos[94]

gritar cuando se acerquen. ¿Quién espera

y no vive? ¿Quién vive y no es ribera

del tiempo que le lame? Contendremos

tal vez el corazón. Tal vez dejemos

el corazón salirse. ¡Quién pudiera

no esperar y vivir! O ¡quién viviera

quieto sobre las horas!

Nos iremos

por la sombra en la sombra. ¿No los sientes

tus mismos pasos en la sombra, lejos

y en tu mano su mano? ¡Oh mano aquella

que me llevó de niño! ¡Oh accidentes

del vivir cada paso, muros viejos

del corazón, jardín y tarde bella!