XXX

Oh, no te muevas, Rosa! Queda siempre,

siempre tranquila en tallo y en belleza,

como te veo, olor y sentimiento.

Tranquila en transcurrir, mas sin moverse;

tranquila en respirar sin perder vida;

tranquila en apariencia, mas creciendo

en tu ser mismo de belleza y gracia,

de nave eternamente y sin arribo,

de dulzura en aumento y sin llegada,

de esperanza subiente y sin cansancio,

de ternura voraz y con sosiego,

de Rosa eterna en corazón crecida.