Ese poco de sangre recogido
es tan grande belleza y tanta prisa
a quien nombraron Rosa y le dijeron:
Vete con ese olor. Pon la maƱana
ardiente con tenerte. Vuela en dicha
del alba hasta la tarde. No detengas
un minuto tu paso. Pasa, Rosa[78],
que por donde pasaste decir puedan:
En este mismo tallo ayer estaba,
y ni el aire se atreve. Quede el hueco
de tu hermosura resonando. Quede
como un verso en el aire el de tu paso,
y la memoria de tu olor, camino
que nos siga llevando a tu hermosura.