Rosa y comprometerse nunca fueron
compatibles. Mi Rosa siempre dijo:
No me cites, por Dios, para mañana.
Mañana, tierra, nadie, son iguales
para las rosas. No sabemos nada
si no es del leve instante. Somos
tan verdaderamente de él como es el ala
del aire en que se apoya. Sin embargo,
algo pudiera hacerse amando un poco,
y llenar el mañana de ternura
con citarlo, diciendo simplemente:
Sobre las ocho en punto, donde sabes.