XXIV

Rosa y comprometerse nunca fueron

compatibles. Mi Rosa siempre dijo:

No me cites, por Dios, para mañana.

Mañana, tierra, nadie, son iguales

para las rosas. No sabemos nada

si no es del leve instante. Somos

tan verdaderamente de él como es el ala

del aire en que se apoya. Sin embargo,

algo pudiera hacerse amando un poco,

y llenar el mañana de ternura

con citarlo, diciendo simplemente:

Sobre las ocho en punto, donde sabes.