XXII

Rosa, mi Rosa, te dijera ausente

algunas veces sin haberte ido.

¿Quién con paso se queda? ¿Qué se queda?

¿Nada se queda, Rosa, estos hermosos

ponientes de setiembre? Huele a gloria

el campo con la lluvia. Sabe a vida

pasear con el fresco en el silencio

que hace la tarde mientras pasa lenta,

mientras pasa la tarde y los palomos

en un revuelo raudo se recogen.