IV

Piensas, Rosa, que están a estas alturas

en pie y andando aquellos que algún día

ocuparán los huecos que dejemos?

¿Que empezamos a andar con los que un día

ocuparon los huecos que ocupamos?

¿Que suenan otras voces y parece

que el aire se nos vuelve extrañamente

quieto, y como habitado de otros seres

que estos diarios, y nos hablan cerca

de cosas que quisimos? Con dulzura

nos vemos lejos. ¿Cuánto de nosotros

va quedando en las horas, cuánto sigue

andando con nosotros?

Rosa dice:

Pálpate bien los ojos. Mira en torno.

Toca este brazo, ¿no es el de tu Rosa?