Piensas, Rosa, que están a estas alturas
en pie y andando aquellos que algún día
ocuparán los huecos que dejemos?
¿Que empezamos a andar con los que un día
ocuparon los huecos que ocupamos?
¿Que suenan otras voces y parece
que el aire se nos vuelve extrañamente
quieto, y como habitado de otros seres
que estos diarios, y nos hablan cerca
de cosas que quisimos? Con dulzura
nos vemos lejos. ¿Cuánto de nosotros
va quedando en las horas, cuánto sigue
andando con nosotros?
Rosa dice:
Pálpate bien los ojos. Mira en torno.
Toca este brazo, ¿no es el de tu Rosa?