3
ELEGIA

A Nicolás, cochero e historiador,
que murió un día de febrero[68]

Un pedazo de espíritu y pellejo

sobre dos piernecillas. Le llamaban

hermano los olivos porque era

viejo como ellos. Le escuchaban

cuando iba contándoles su historia.

Conocía el año y la ocasión

de corazón y memoria;

menos de memoria que de corazón.

Les recordaba el día

que los plantaron, los nombres

de manijero y talador. Sabía

la relación de tierras y de hombres

de estos contornos. Era la voz viva

de cerro, chaparral, zanja y oliva.

Y ahora, en esta tarde de febrero,

medio con lluvia, medio con dulzura,

retornará a la tierra su voz muerta,

será raíz oscura

de tierno tronco para rama cierta.

Se quedará este campo sin historia,

y tan calladamente,

bajo la tierra oscura,

será como un arroyo su memoria

del sol aquel y aquel relente,

de aquel atardecer y aquella gente,

bajo la tierra dura.