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EPITAFIO A UNA JOVEN PASTORA QUE AMANECIÓ AHORCADA[67]

Al viento

hoja inesperada,

de un olivo sediento

la oliva más morada.

No vengan los zorzales

a picar de este fruto. El estornino

enjarete tus honras funerales

y lamente tu sino.

Tanta amargura larga

como en el hueco de estos ojos cabe,

y tanta sed amarga

como este labio sin color ya sabe…

¡Ah, tú!, la convertida

en inútil badajo, la campana

tañendo, mas sin vida,

en el primer romper de esta mañana.