IV

Se queda

el abril sin flor ni rama,

pájaro sin alameda,

muchacho a quien nadie llama.

Nube sin sol. Desconsuelo.

O granado sin amor,

hoja roja o roja flor.

Ala sin vuelo en el suelo.

Corazón, en los laureles,

¿qué haces?

Vienen altas

mariposas.

Tú no sueles

descansar.

¡Oh, qué bien saltas,

corazón, entre las cosas,

como si no fuera un río

este irse entre las manos

del tiempo! ¡Duros vilanos!

Y la sangre, desvarío

por las venas. O ese fuego

que te enciende,

ese sosiego

que te huye. Ese caballo

que te arrebata ¿hacia dónde?

¿Tu alto mayo?