Era entonces sencillo

y no pesaba el aire.

Las laderas, cargadas

de hierbas olorosas

y, entre ríos de cielo,

riberas como nubes,

sostenidas, flotando[51].

Parecía que el mundo

sobre el gozo flotaba

por siempre, como un ángel.

Y era estar sin sentirse

en las cosas. Estar

sin cansancio en las cosas.

La esperanza, ventura.