Eres de prisa y eres de ternura,
hecha del metal mismo de las flores,
alabada por todos los primores
de la estación, raíz de la hermosura.
Vengan y vayan, digan tu finura
las aves por ti todas ruiseñores,
soledades contigo las mejores,
las playas que se mueren de ventura
pensando que tu planta, que la huella
de tu cuerpo la hará por el estío
feliz con sólo echarte reclinada.
¡Ay olor de azucenas que te sella!
¡Ay mi dulce, mi bien, y aquel navio
donde mi dicha viene y va embarcada!