VII

Aquí tienes, amor, tu antiguo huerto,

con su doblada hilera de granados

que abril dejó de verde coronados

y junio con sus flores ha cubierto.

Y donde en flor segura y fruto incierto

se muestran los olivos blanqueados,

y van al amarillo los sembrados

y al calor las gayombas se han abierto.

Aquí te espero, amor, por las veredas

que no vienen ni van a parte alguna

sino a aquel corazón en donde habitan,

y donde aun sin venir siempre te quedas,

y haces mi soledad tan oportuna

que la paz y el silencio la visitan.