IV

Sólo quiero los ojos para verte

y si los cierro es sólo por mirarte;

sólo vive mi alma de formarte,

mi corazón palpita con quererte.

La voluntad la tengo ya de suerte

que no la llevo nunca de mi parte;

si tengo libertad es por buscarte,

y si temo perderla es por perderte.

O también si te busco es porque, avara,

guardas mi libertad siempre contigo.

¡Ay, déjame ir a ti como una ola,

o igual que cae en el campo el agua clara,

o como sigue en mayo al aire el trigo!

¡Oh tú, mi sola tú, mi sola sola!