A SANTA MARÍA DE LA VICTORIA,
PATRONA DE MÁLAGA

Madre de la Victoria, monte, faro,

y luego sol sin noche, y luego día,

y luego siempre fuente y alegría,

y luego libertad, y luego raro

lirio de flor y fruto, y siempre claro

olivar y romero y compañía,

y siempre amiga voz y siempre guía,

y siempre justa paz y siempre amparo.

Apenas, Madre, sé cómo cantarte,

que en tu alabanza toda se desnuda

la tierra de rumor, aroma y verso,

y es inseguro y pobre todo arte,

y es vacilante, toda lengua muda,

y en tu comparación nada es diverso.