XV

Amor, es necesario desear algo,

aunque sea la lluvia o la escarcha;

lo que no puede ser

es permanecer ante las montañas

sin dirigirles palabras cariñosas,

ver los ríos viajar continuamente

sin desearles buen viaje.

Hay que ser complaciente con todas las cosas,

las que existen y las que no existen.

No olvidar cuando salgamos

que no sabemos cuándo será el retorno,

y que puede presentarse la ocasión

de convidar a migajas de pan a los gorriones,

a pan y sal a los borregos,

que podemos ir a parar a la Arabia,

donde los camellos se mueren de sed,

y les salvaríamos la vida

si con la cartera y el portamonedas

hubiéramos puesto en nuestro bolsillo

un vaso,

que el agua ya se encargarán los cielos

de que no falte.