X

De todas las que están ausentes

tú eres la que no te alejas.

Pero, como mi pecho es tan grande y está vacío,

te pierdes inevitablemente.

Tienes tiempo y espacio para todo,

para bañarte y dormir,

para el bridge y el baile.

¿Recuerdas que te dije un día:

“Fíjate que mi amor no es una casa,

sino una modesta cabaña

donde apenas hay confort,

ni más alimento que pan, vino y aceite”?

¡Oh!, ¿dices que es bastante,

que con aceite, pan y vino

puede comer el amor?

Pero ¿y la sal? ¿y el azúcar?

En esta cabaña faltan la sal y el azúcar,

y está sola entre los bosques,

y sólo llegan a ella

los lejanos silbidos del tren,

y en los días claros se ven sus humos,

que en los días oscuros

hay que contentarse con tus ojos.