VII

Creo, amor, que debes afeitarte,

porque ¿qué dirá ella

cuando te vea con semejantes barbas?

El amor ha de ser limpio,

deportivo y alegre

como una mañana de junio.

Ha de saber bien el decálogo,

y no olvidar que el origen de todos los males

duerme en las comisuras de los labios

y despierta como la muerte

cuando menos se espera.