XII

… a ver si con partirlo y con sembrarlo

la primavera le mostraba al mundo

el árbol del amor puro y eterno.

J-R-J.[3]

Muriendo ya, clavel,

y tu mejor aroma derramando.

Yo, en el aire más dulce

—mi corazón ahora—

te abriré sepultura.

Tú verás si se mezcla

con el tuyo mi aroma,

qué árboles de amor

alumbrarán la tierra.

Y en sus ramas qué pájaros

cantarán qué canciones

de dulzura y de aroma.

Se verán los olores,

los cantos se olerán,

se tocará al amor

en este solo árbol.