Pregón de Madre Coraje

¡Eh, capitanes! ¡Callen los tambores!

Dejad a los infantes descansar.

Madre Coraje trae muchos zapatos.

Mejor con ellos puestos andarán

llevando sus liendres y sus piojos,

su pertrecho, su tiro y sus cañones.

¡Si a la batalla tienen que marchar,

buenos zapatos deben de calzar!

¡Cristiano, arriba, que es ya primavera!

La nieve se deshace. Los muertos tienen paz.

Mas los que aún no han muerto

de nuevo se alzan para caminar.

¡Eh, capitanes, vuestra gente

sin salchichas a la muerte no irá!

Males del alma y del cuerpo, con vino

la Madre Coraje sabe curar.

Que a las tripas vacías, capitanes,

siempre han sentado los cañones mal.

Pero si ya están hartos, yo os bendigo

y a los infiernos los podéis mandar.

¡Cristiano, arriba, que es ya primavera!

La nieve se deshace. Los muertos tienen paz.

Mas los que aún no han muerto

de nuevo se alzan para caminar.

¡De Ulm a Metz, de Metz hasta Moravia,

siempre con ellos la Coraje va!

La guerra se mantiene de sí misma,

de pólvora y de plomo, y nada más.

Pero además de pólvora y de plomo

vive del hombre que al combate va.

¡Cristiano, arriba, que es ya primavera!

La nieve se deshace. Los muertos tienen paz.

Mas los que aún no han muerto

de nuevo se alzan para caminar.

(De Madre Coraje y sus hijos, 1939)