Canción de los bateleros del arroz

Río arriba, en la ciudad,

nos espera un puñado de arroz,

pero pesa la barca que debe subir

y el agua corre río abajo.

Nunca llegaremos arriba.

Tirad más aprisa, las bocas

esperan ya la comida.

Todos a una. No tropieces

con tu compañero.

La noche viene pronto. En nuestro cuarto

ni la sombra de un perro podría dormir,

pero cuesta un puñado de arroz.

Como la orilla es resbaladiza

no nos movemos del sitio.

Tirad más aprisa, las bocas

esperan ya la comida.

Todos a una. No tropieces

con tu compañero.

La soga que en los hombros se nos hunde

tiene más resistencia que nosotros.

El látigo de nuestro vigilante

cuatro generaciones lo conocen.

No seremos la última nosotros.

Tirad más aprisa, las bocas

esperan ya la comida.

Todos a una. No tropieces

con tu compañero.

La barca nuestros padres arrastraron

un poco más arriba de donde muere el río.

Alcanzarán la fuente nuestros hijos.

Nosotros somos los de en medio.

Tirad más aprisa, las bocas

esperan ya la comida.

Todos a una. No tropieces

con tu compañero.

En la barca hay arroz. El campesino

que lo cosechó ha recibido

sólo un puñado de monedas, pero nosotros

recibimos aún menos. Un buey

les saldría más caro. Somos demasiados.

Tirad más aprisa, las bocas

esperan ya la comida.

Todos a una. No tropieces

con tu compañero.

Cuando llega el arroz a la ciudad

y los niños preguntan que quién

arrastró la pesada barca, se les dice:

ha sido arrastrada.

Tirad más aprisa, las bocas

esperan ya la comida.

Todos a una. No tropieces

con tu compañero.

La comida de abajo les viene

a los que arriba la comen.

Aquellos que la arrastraron

no han comido.

Cuando llega el arroz a la ciudad y los niños preguntan que quién arrastró la pesada barca, se les dice: ha sido arrastrada.