Willi Frank tuvo noticias sobre su marido justo una semana después de haber sido declarado desaparecido. Fue una semana espantosa. Las que no habían recibido información definitiva sobre la suerte de sus hombres habían seguido escudriñando las fotos y los vídeos de los muertos que aparecían en las noticias.
Una de las fotos que más habían circulado, la de un cuerpo arrastrado por las calles, con la pierna izquierda doblada hacia arriba de una forma poco natural, pertenecía a Tommie Field. El otro cuerpo arrastrado, el que más había aparecido en la televisión, era de Randy Shughart. La foto conmovedora de un cuerpo tumbado boca arriba sobre una carretilla y envuelto en algo parecido a una sábana, correspondía a Bill Cleveland. No había confirmación oficial por parte del Ejército, pero la familia lo sabía.
Willi asistía al funeral por Cliff Wolcott y oyó unos zumbidos procedentes de dispositivos electrónicos tipo busca en distintos puntos de la iglesia. Dos de estos buscas pertenecían a miembros de la unidad de apoyo.
Después del oficio se la llevaron a un lado. Willi pensó que la acompañaban para que estuviera unos minutos con Chris Wolcott. Pero, en cambio, le dijeron que el cuerpo de Ray había sido identificado.
—¿Cómo sabéis que se trata de Ray? —les preguntó ella—. ¿Tiene el cabello gris?
Le dijeron que no le quedaba nada de cabello en el cuerpo y le describieron los restos. El cuerpo llevaba ropa. Les pidió que le indicaran cómo eran los pantalones, los calzoncillos. Ray se había ido con tanta precipitación que Willi no pudo ponerle la ropa interior militar por estar todavía mojada, sino que le puso en la maleta los calzoncillos de civil. Cuando le dijeron cómo eran los que llevaba, ella lo supo.