El helicóptero de mando seguía intentando convencer a la fuerza para que se reuniese en el lugar del primer helicóptero siniestrado.
—La tropa de a pie está guiando a la fuerza de los vehículos —comentaron, y añadieron luego dirigiéndose al convoy cuando éste se aproximaba a un giro a la izquierda—: Estáis ahora a treinta metros al sur de los nuestros. Están a una manzana más pequeña de lo habitual al norte y a vuestra derecha. Si el vehículo blindado de cabeza sigue circulando puede girar a la izquierda en la calle siguiente y seguir una manzana, cambio.
Steele oyó a los vehículos doblar la esquina. Afuera, sus hombres distinguieron el contorno difuso de los soldados. Steele y sus hombres se pusieron a gritar:
—¡Ranger! ¡Ranger!
—¡Décima División de Montaña! —fue la respuesta.
—Roger, conexión hecha con el elemento Kilo y Julieta, cambio.
Steele asomó la cabeza por la puerta.
—Soy el capitán Steele. El comandante de los Ranger.
—Roger, señor, somos de la 10.a División de Montaña —replicó un soldado.
—¿Dónde está vuestro comandante? —preguntó Steele.