Yo ignoraba qué esperaban que hiciera a continuación. De manera que regresé solo al aula, convencido de que algo andaban tramando. En el rellano de la planta baja hice un alto un momento y miré por la ventana hacia el patio. El del abrigo de piel, acompañado por el señor Gunnell, pasaba en ese momento junto al cadáver del Pequeño Eric. Se detuvo y el señor Gunnell pareció extrañarse. El del abrigo extrajo el revólver de la pistolera con toda calma y encañonó al señor Gunnell en la sien. El disparo resonó por todo el patio. El señor Gunnell cayó como un fardo en el suelo.
¿Sabéis lo que os digo?, que me importó una mierda.