BANQUETE FRATERNO

Domingo noche a la comida privada

que diseñamos con el canciller de Ratzi

bajo un toldo en el desierto de Al Bumba

y los dos solos como mesas de arrimo

y con nuestros gorros de Armani

fue de una ociosidad acongojante:

Mire me dijo, "y si quiere salir vivo

de aquí mejor escúcheme. Nuestra religión

no es un baile. No es una balsa de perdidos

en el mar, ni un manicomio de adivinos.

Su estructura profunda e inamovible

no es libertaria, sino sacramental

y por lo tanto, jerárquica, ¿me sigue?"

Así en ese tono me hablaba, Luchino

y me salía con implantes así como éste;

"Nuestros dogmas no son murallas

que nos impiden ver

sino ventanas abiertas al infinito".

Así igual seguía hablándome, Luchino

mientras yo chupaba mi Bellaterra

con uvas rosadas y quesos hediondos

"Nuestra liturgia no es una farándula

no es una pesadumbre que solicite

a Teresas tetonas ni a desvergonzados

Nuestra liturgia no vive de escalofríos

y sorpresas, de ocurrencias cautivadoras

sino de repeticiones solemnes".

Así seguía mientras yo seguía bebiendo

hasta que lo calmé en un momento dado

y le dije: las brevas van una maravilla.