Ya ahí
mientras yendo en Harrier por estas sierras
y mamándonos el pedazo chupado a Garcilaso
con nuestra lengua adversa de Reggio Calabria
y nuestro malogrado medio, hablar español,
seguíamos levantando vuelo como nubes a remezones
y armando un toldo de recepción acá arriba,
ma mientras esperábamos la llegada de Lacunza
aunque nuevos zarpazos nos devolvían la calma
Abajo se estaba armando una guerra de sórdidos
y ya no era cosa de salir del asombro
Capellanes fantásticos apegados a sus vírgenes
patronas se encontraban viéndoselas duras
con unos dos mil senderos luminosos
que les salían por todos lados allá abajo
en esos escondrijos del desierto de Nazca
De no creer que esos meandros desfachatados
intentaran levantarnos el botín sagrario
Decidimos ma mientras excitados darles puntada
Les enviamos unos Harrier con bombas de racimo
y unos cuadros de exposición de Mussorgksy
como regalo previo a la masacre, al año nuevo
que les íbamos a dar a nuestros hermanos de luz,
aunque la luz se la íbamos a llenar de humo
Cuando nuestro radar se fue copado en sombras
dándonos la señal para la emboscada del cielo
Ataque jamás pensado antes allá en Chile
por ninguna mente de espíritu de esta centuria
Ma mientras dejamos caer nuestros cuarenta cables
lanzados desde los flaps de los Harrier
atravesando los cinturones de Van Allen
y ahorcando a los Mirage escoltas milenaristas
no caídos, no bombardeados, no redimidos
sino subidos para acá arriba como Pentecostés,
como claraboyas para no perderse el vacío eterno.