Isidor Rabi [21] llegó a la madurez científica precisamente en la época en que en Alemania estaba surgiendo la nueva física de la mecánica cuántica y la mecánica ondulatoria. En 1926, Rabi estaba en la última etapa de su doctorado en la Universidad de Columbia en Nueva York y enormemente excitado por los nuevos desarrollos. Por todas partes surgían fuegos artificiales, como él dijo más tarde. Erwin Schrödinger [116] había conseguido reconciliar su mecánica ondulatoria con la mecánica cuántica de Werner Heisenberg, a primera vista completamente diferentes, pero como Schrödinger en definitiva demostró, diferentes formulaciones matemáticas de los mismos principios. El método de Heisenberg apelaba a unas matemáticas nuevas [180], mientras que el de Schrödinger, aunque difícil, tenía una forma que podía reconocer un físico bien instruido.
Rabi y su amigo algo más viejo y experimentado, Ralph Kronig, encontraron más agradable la aproximación de Schrödinger y decidieron ver adónde llevaba. Mientras Schrödinger había calculado los estados de energía permitidos sólo en átomos, Rabi y Kronig querían ensayar su método en moléculas de una forma conocida como trompo simétrico. Establecieron su versión de la formulación de Schrödinger y se encontraron frente a una ecuación de un tipo que nunca habían visto antes y no sabían cómo resolver. Lo intentaron con tres colegas, pero todos admitieron la derrota.
La tendencia de Rabi a librarse de las pesadas demandas del trabajo cotidiano escapando a la pacífica serenidad de la biblioteca rompió el impasse. Era un momento en que debería haber estado ocupado. No sólo estaba impartiendo clases veinticinco horas a la semana en el CCNY [City College of Nueva York] sino que también estaba bajo la presión de concluir su tesis, mantenerse al día en los desarrollos de la nueva mecánica cuántica y trabajar con Kronig en su problema mecanocuántico. En cualquier caso, él estaba sentado en la biblioteca leyendo por placer las obras originales de Carl Gustav Jakob Jacobi, eminente matemático de la Alemania del siglo XIX. Mientras ojeaba las páginas de Jacobi, una ecuación pareció saltar de una página. «¡Dios mío!», pensó. «¡Esta es nuestra ecuación!». Tenía la forma de una ecuación hipergeométrica [perteneciente a unas matemáticas que trascienden la geometría normal], que Jacobi ya había resuelto. La solución se expresaba en términos de una serie hipergeométrica; y, en términos de esta serie, la intratable ecuación podía resolverse ahora.
El resultado fue la demostración de que las moléculas de la familia del trompo simétrico sólo podían existir en ciertos estados de energía definidos. Este resultado provocó un cambio de pensamiento en el campo de la espectroscopia molecular [70].
De la biografía por John S. Rigden, Rabi: Scientist and Citizen (Basic Books, Nueva York, 1987).