R. A. (más tarde sir Ronald) Fisher fue uno de los fundadores de la estadística aplicada. Ideó métodos, hoy estándar, de análisis de datos biológicos y de diseño de tareas tales como ensayos clínicos con drogas. Fisher nació al norte de Londres en 1890 y en 1910 empezó su carrera investigadora en la Estación Experimental Rothamsted situada cerca de Londres, que era entonces y lo sigue siendo en la actualidad un centro de investigación agrícola. Cuatro años antes, la vida del laboratorio se había enriquecido por la llegada del primer miembro femenino del equipo, Muriel Bristol, una autoridad en el estudio de las algas. Fue por consideración hacia ella por lo que se inició la costumbre del té de la tarde en la sala común.
Un día, poco después de su llegada a Rothamsted, Fisher pasó cortésmente a Bristol una taza de té que, sin embargo, ella rechazó diciendo que prefería que la leche se añadiera al té en lugar del té a la leche. (Esta fina distinción se veía como un rasgo distintivo de la clase social inglesa). Fisher quedó sorprendido: seguro que ella, como científica que era, no podía creer que ello supusiera diferencia alguna de sabor. Pero la doctora Bristol insistió: seguro que ella podía detectar la diferencia. Fisher decidió poner la cuestión a prueba con un test ciego, y él y William Roach, un químico del laboratorio, idearon una prueba. La cuestión se resolvió en favor de la doctora Bristol: realmente ella podía detectar la diferencia (aunque no está registrado con qué certeza estadística). Fue este episodio el que hizo que Fisher reflexionara sobre los principios generales de la evaluación estadística y que culminó en su magistral tratado Statistical Methods for Research Workers, publicado en 1925.
Mucho más tarde, Fisher cayó en desgracia por rechazar la evidencia de un lazo causal entre el tabaco y el cáncer de pulmón. Su explicación para la correlación era que había una disposición genética común hacia el fumar y el cáncer. Fisher estaba entonces, como se supo más tarde, a sueldo de una compañía de tabacos.
El episodio del té con leche aparece en un artículo de George V. Mann, «Chance encounters», en Perspectives in Biology and Medicine, 25, 316, (1982).