154. El philosophe frívolo

La siguiente historia del embarazoso encuentro de Denis Diderot con Leonhard Euler (1707-1783), el célebre matemático suizo, se atribuía a Augustus De Morgan (1806-1871), matemático y escritor inglés. Se repite en muchas obras de divulgación de matemáticas y dice así: el renombrado encyclopédiste estaba visitando la Corte Imperial Rusa, exponiendo su doctrina del ateísmo. Su disertación despertaba mucho interés mezclado con escándalo. Un día fue informado de que Euler, que también había sido recibido en la corte de la emperatriz Isabel, estaba en posesión de una demostración algebraica de la existencia de Dios. Él se la mostraría a Diderot ante la corte si Diderot estaba dispuesto a asistir. El filósofo aceptó de buena gana. Euler fue convocado, avanzó hacia Diderot, y en un tono de solemne convicción se le dirigió así: «Monsieur, a + bn/n = x, donc Dieu existe: répondez!». Diderot, que era ajeno a cualquier conocimiento matemático, quedó mudo. Avergonzado, y presa del regocijo general, pidió licencia para retirarse y partió inmediatamente para Francia.

A pesar de su amplia circulación, la historia es, en el mejor de los casos, inexacta y, de hecho, no es convincente pues Diderot, un hombre de conocimientos e inteligencia extraordinarios, difícilmente se hubiera permitido ser engañado tan tontamente. Además, él había enseñado matemáticas e incluso había hecho alguna modesta contribución a la disciplina. Los orígenes deben encontrarse en un libro de De Morgan, en el que hace referencia a las memorias de un tal D. Thiébault, tituladas Souvenirs de vingt ans de séjour à Berlin y publicadas en 1804. Thiébault no responde de la veracidad de la historia, pues él no estaba presente en el encuentro, pero era creída, dice a sus lectores, «por los habitantes del Norte». El año era 1774 y el lugar San Petersburgo. El adversario de Diderot en la exposición de Thiébault era un anónimo «philosophe savant mathématicien ruso, un distinguido miembro de la academia». (El nombre de Diderot parece haber sido introducido de forma gratuita por De Morgan). El sabio ruso habló como relata De Morgan (aunque hay variantes de la ecuación con la que Diderot fue puesto a prueba). Diderot, enojado y ofendido por la ridícula travesura, y temiendo que fuera sometido a otras del mismo tipo, salió de la sala y pronto retornó a Francia.

La aclaración estaba en un artículo, «A story concerning Euler and Diderot», de Dirk J. Struik, en Isis, 31, 431 (1939).