142. La preocupación de monsieur Leblanc

Sophie Germain (1776-1831) dejó su huella en las matemáticas tanto puras como aplicadas. Entre sus logros estaba un estudio fundamental de la teoría de la elasticidad. Nació en una próspera familia de la burguesía francesa con inclinaciones intelectuales. La biblioteca de su padre fue la universidad de Sophie, y fue allí donde leyó sobre Arquímedes y su muerte a manos de un soldado romano [26]. Desde ese momento, Arquímedes se convirtió en su héroe y las matemáticas en su vocación. Pero no pasó mucho tiempo antes de que su inquisitiva inteligencia trascendiera el material de la biblioteca familiar y decidiera que debía aprender por correspondencia con los mejores matemáticos de la época. Su más leal amigo epistolar fue el matemático francés Adrien-Marie Legendre, con quien tuvo un voluminoso intercambio de cartas sobre cualquier cosa desde la teoría de números a la topología. También se dirigió al matemático más grande de la época, Carl Friedrich Gauss (1777-1855).

El genio de Gauss era reconocido en toda Europa. Hijo de un albañil de Brunswick, quien quería que su hijo siguiese el mismo oficio, fue capaz con apenas tres años de edad de señalar un error en las cuentas de su padre. A los diez años se había familiarizado con partes del álgebra tan fundamentales como el teorema del binomio y las series infinitas. Un maestro de escuela perceptivo superó las objeciones del padre y presentó al muchacho al duque de Brunswick, quien dispuso su educación. Mucho antes de que hubiera acabado su curso en la Universidad Carolina estaba haciendo la primera de sus abundantes y variadas contribuciones al avance de las matemáticas.

Gauss era un hombre irritable y un corresponsal poco dispuesto, de modo que cuando Sophie Germain, pensando que era mejor ocultar su situación inusual como mujer matemática, le escribió bajo el nombre de monsieur Leblanc y sólo recibió una contestación tardía y superficial. Finalmente, Gauss mostró entusiasmo, aunque sólo cuando descubrió que Leblanc era una mujer. Esto sucedió en circunstancias curiosas: en 1806, los ejércitos de Napoleón invadieron Prusia y en la batalla de Jena infligieron una aplastante derrota a sus enemigos, la cual dejó a su merced gran parte del país. Recordando la muerte de Arquímedes, Sophie Germain llegó a estar preocupada por la posibilidad de que Gauss sufriera un destino similar en Brunswick. El comandante de la artillería de Napoleón en Prusia, el general Pernety, era un amigo de la familia y a él le expuso sus preocupaciones. El general llamó a un comandante de batallón llamado Chantal para que cabalgara más de trescientos kilómetros hasta la ciudad ya ocupada para encontrar y proteger al gran sabio. Chantal hizo lo que se le ordenó, encontró a Gauss e informó que estaba vivo y no había sido molestado. Gauss conoció de Pernety la verdadera identidad de monsieur Leblanc y le escribió una afectuosa carta.

Sería agradable poder decir que a ello siguió una correspondencia productiva, pero parece que tras un breve período de tiempo, Gauss retomó sus maneras de viejo cascarrabias. En cualquier caso, perdura la contribución de Sophie Germain a las matemáticas y a la física.

Véase Sophie Germain: An Essay in the History of the Theory of Elasticity, de Louis M. Bucciarelli y Nancy Dworsky (D. Reidel, Londres, 1980).