Bruce Frederick Cummings era un aficionado inglés a la biología marina cuyo desesperado anhelo de una carrera académica se vio frustrado por la pobreza y la mala salud: murió de tuberculosis en 1919 a la edad de treinta años. Bajo el seudónimo de W. N. P. Barbellion escribió una memoria clásica con el título de The Journal of a Disappointed Man. Está llena de agudas observaciones, expresadas en límpida prosa, pero el tono es de amargo resentimiento frente a los aires de la altanera comunidad académica de la época.
He aquí un ejemplo. El escenario es una reunión de la Sociedad Entomológica y el profesor Edward Poulton es un miembro del grupo emergente de biólogos al servicio de la nueva genética. Cummings es plenamente consciente de la distancia que separa a Poulton y sus afines de los cazadores de escarabajos científicamente atrasados. «Había», escribe, «muchísimos pinchaescarabajos presentes que se mostraban unos a otros pequeños insectos ensartados con agujas en cajas de colección», pero:
Había realmente un hombre espectáculo, el profesor Poulton, un hombre de logros muy considerables, que estaba presente y gritaba con voz escandalosa de una forma que debía asustar a algunos de los más tímidos y modestos coleccionistas de mariposas y polillas de nuestro país. Como un gran y poderoso perro pastor, se alzaba y ladraba: «Caracteres mendelianos», o «plasma germinal», y entonces el obediente rebaño se apiñaba y balaba un conmovedor aplauso. Supongo que, tras haber oído frecuentemente en estas reuniones cómo estas frases y otras similares caían de los labios del gran hombre, han llegado a considerarlas como símbolos de un ritual que creen que es piadoso aceptar sin reservas. De modo que cada vez que el profesor dice «alelomorfo», o alguna expresión similar, se santiguan y nunca se aventuran a preguntarle de qué demonios está hablando.
El vocabulario era el de la nueva biología: los caracteres mendelianos eran las apariencias heredadas de un organismo, conferidas por genes dados (fenotipos, como diríamos hoy), mientras que «plasma germinal» era una expresión acuñada por un biólogo alemán, August Weissman, para designar la sustancia hereditaria transmitida, supuestamente invariable, en las células especializadas (células germinales, o gametos) que se unen en la reproducción sexual; esto prefigura el concepto de gen. «Alelomorfo» es un término obsoleto para alelo, es decir, un miembro del par de genes para una proteína dada que una cría recibe de los padres.
De W. N. P. Barbellion (B. F. Cummings), The Journal of a Disappointed Man (Chatto and Windus, Londres, 1919).