Benjamin Silliman fue un famoso estudioso y profesor de la Universidad de Yale durante la primera mitad del siglo XIX. Creó los laboratorios de química de la Universidad y se convirtió en uno de los más destacados químicos de su tiempo en el país. Aquí describe un incidente exasperante que ocurrió cuando encargó al fabricante local de instrumentos una docena de retortas. Como sólo tenía una muestra rota, envió ambas piezas para indicar exactamente lo que necesitaba:
A su debido tiempo me llegaron, de la fábrica de East Haverford, una docena de retortas de vidrio verde, cuidadosamente embaladas y perfectas, salvo que todas estaban quebradas por el cuello exactamente donde estaba rota la muestra: y el cuello quebrado y la bola yacían como reyes decapitados en sus ataúdes. La imitación más que china proporcionaba una curiosa ilustración del estado de la fabricación de vidrio químico en este país, o más bien en Connecticut; no es probable que el mismo error hubiera ocurrido en Filadelfia o Boston.
Véase, J. F. Fulton y E. H. Thomson, Benjamin Silliman, Pathfinder in American Science (Schuman, Nueva York, 1947).