Curioso: Dice la Real Academia Española: «Que tiene curiosidad. Que excita curiosidad. Limpio y aseado. Que trata una cosa con especial cuidado o diligencia». La Real Academia Española no da más de sí, y me parece muy bien. Tampoco hay que extenderse demasiado en algo tan simple.
Pero la Real Academia Española no tiene nada que hacer.
—Mira, Ramón Luis, qué curiosa es esa palangana.
La frase es correcta sólo en la segunda acepción. La palangana excita la curiosidad de la amiga de Ramón Luis. Hasta aquí, ordinario pero correcto. Lo malo es que Ramón Luis se acelera y la corrección pasa inmediatamente a un segundo plano.
—Esta noche, Melania, vamos a echar un polvete de lo más curioso.
Nada que oponer a la oración y al deseo si Ramón Luis y Melania no llevaran diez años de feliz convivencia. En ese tiempo, la curiosidad ha tenido que desaparecer. En cualquier caso, sirve la tercera opción académica: «Limpio o aseado». En verdad, y en verdad de la buena, a pesar de los diez años de convivencia, Ramón Luis y Melania pueden echar un polvete limpio o aseado, que es pleonasmo puro. Y la cuarta posibilidad es aceptable: «Que trata una cosa con particular cuidado o diligencia». Ramón Luis puede tratar una cosa —el polvete con Melania— con particular cuidado o diligencia, más bien lo segundo que lo primero. En definitiva, que la Real Academia Española es también bastante hortera, porque tolerar la frase «Vamos a echar un polvete de lo más curioso» no se puede admitir.
—Ha salido al mercado una gama de váteres de lo más curiosa.
Según la Real Academia, esta barbaridad no es sancionable. Situación confusa en demasía. Si la Real Academia acepta este tipo de frases, muy pronto, a no tardar, a un paso del primer tiempo, se podrá decir sin temor a ser encarcelado algo parecido a esto:
—Me he puesto una lavativa «ponypon» y el resultado ha sido curiosísimo.
Como sabrán entender ustedes, no estoy dispuesto a colaborar más con la Real Academia Española. O se está donde uno debe, o termina por tragar ruedas de molino. El tratadista está donde uno debe.