CACHO 9
«INFLUENCIAR» A KEVIN ANDRÉS PARA QUE ME «OPTIMICE»

Los políticos, casi todos, y una gran mayoría de los llamados comunicadores —escritores, periodistas, locutores y presentadores de televisión— se pasan la vida «influenciando» y «optimizando». «Estoy muy “influenciado” por la poesía de Miguel Hernández» —suelen decir «intelectuales» como Sabina, Echanove o Ramoncín—. Nada que oponer a la influencia de Miguel Hernández, que fue un extraordinario poeta, hijo del pueblo, creador de lenguaje, víctima de la intolerancia y todo lo demás. Lo lamentable es que los «intelectuales» se manifiesten «influenciados» en lugar de influidos, que es lo correcto. Porque el verbo «influenciar» no existe, y sí en cambio se puede echar mano cada vez que uno lo desee del verbo «influir». Y no hablemos de la «optimización» de recursos y la «optimización» del futuro. Afortunadamente todo los «intelectuales» «optimizan», porque, si se dedicaran a «pesimizar» íbamos de culo.

Un distinguido ecologista decía hace poco en un programa de televisión: «La sociedad es la responsable de que no se “optimicen” los recursos de las Tablas de Daimiel». Espantosa acusación de muy complicada escapatoria. Me veo ante el fiscal ecologista, revestido con una toga verde, los pantalones vaqueros bien visibles en su punto final, y unas botas «Panamá Jack» a prueba de aguas, señalándome ante un jurado compuesto por excursionistas de «mountainbike» con calcetines blancos y zapatillas «Nike», resumiendo mi delito:

—Se le acusa de «influenciar» en la prensa para que no se «optimice» el plan en defensa del pato malvasía.

Pero también los banqueros «optimizan» las cuentas de resultados, y los políticos «influencian» sobre los banqueros para que las «optimizaciones» personales de éstos y aquellos no «influencien» demasiado en los medios de comunicación que cuentan con una mayor «optimización» de lectores u oyentes. Lo malo es que la «influenciación» y la «optimización» se han adueñado del vocabulario de los jóvenes, antes influidos y hoy «influenciados» por sus sabios mayores.

—Laura Melania tiene un culo que me «optimiza» mogollón.

—Pues a mí me parece que lo tiene muy caído.

—Tú lo que estás es demasiado «influenciado» por lo que dice la gente, que tiene muy mala leche.

—Yo no me dejo «influenciar» por nadie.

—Perdona, tío, no pretendía que te agarraras un globo.

—Olvídalo, tío, pero no me vuelvas a decir que Laura Melania tiene el culo caído.

—Te lo juro, tío.

—Vale, tío.

Y se «optimiza» el culo de Laura Melania. Lo cual, analizado fríamente, no deja de ser justo.